Agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) de Estados Unidos detuvieron en Miami a Dimitri Vorbe, uno de los empresarios más influyentes de Haití, en medio de una creciente presión internacional sobre figuras de la élite económica y política del país caribeño.
Vorbe fue arrestado y permanece bajo custodia en el Centro de Procesamiento de Krome North, en Florida, según registros oficiales consultados este martes. Las autoridades estadounidenses no han precisado los motivos de su detención ni si enfrenta cargos penales. Una revisión de documentos judiciales en Florida no arrojó ninguna imputación formal hasta el momento, y el ICE no ha emitido declaraciones públicas sobre el caso.
La detención ocurre apenas dos meses después de la captura de otro reconocido empresario haitiano, Réginald Boulos, también por parte de ICE en Florida. Boulos, médico de profesión y exaspirante presidencial, ha sido señalado por las autoridades estadounidenses por presuntos vínculos con bandas armadas a las que el gobierno de EE.UU. considera grupos terroristas.
Para analistas como Michael Deibert, autor de varios libros sobre Haití, estas acciones indican un cambio de enfoque hacia las élites haitianas en el exilio. “Se está enviando un mensaje claro: ya no son intocables”, afirmó.
Un empresario ligado al poder
Dimitri Vorbe pertenece a una de las familias más ricas y poderosas de Haití. Su empresa, Société Générale d’Énergie S.A., era una de las principales proveedoras de electricidad al Estado haitiano. Además, la familia acumuló contratos públicos millonarios en obras de infraestructura durante el gobierno del expresidente René Préval.
En 2020, el entonces presidente Jovenel Moïse —asesinado en 2021— ordenó la incautación de la empresa eléctrica de Vorbe bajo sospechas de corrupción, acusación que Vorbe siempre ha negado.
Jake Johnston, investigador del Center for Economic and Policy Research en Washington, señaló que tanto Vorbe como Boulos eran vistos como miembros prominentes de una oligarquía que Moïse había comenzado a confrontar. “Ambos fueron blanco de su administración”, explicó.
Según Johnston, estas detenciones son vistas con cierto alivio por una parte de la población haitiana, que observa con escepticismo a las élites empresariales. “Mucha gente lo aplaude en un país con un sistema judicial colapsado, como una señal mínima de rendición de cuentas. Pero no está claro si estas acciones se enmarcan en una estrategia más amplia para ayudar realmente a Haití”, advirtió.
Escalada de presión internacional
El arresto de Vorbe se produjo apenas un día después de que el Departamento de Estado de EE.UU. sancionara a dos exfuncionarios haitianos cercanos a la familia Vorbe, Arnel Belizaire y Antonio Cheramy, por su presunta participación en actos de corrupción mientras ocupaban cargos públicos. Las sanciones incluyen restricciones migratorias para ellos y sus familiares directos.
“El Gobierno estadounidense seguirá actuando contra quienes apoyan a grupos armados, utilizando todas las herramientas disponibles: cargos penales, sanciones, incautaciones de armas y restricciones migratorias”, aseguró el subsecretario de Estado, Christopher Landau.
La familia Vorbe no solo tiene poder económico, sino también influencia política. Joel “Pacha” Vorbe, por ejemplo, es dirigente del partido Fanmi Lavalas, una de las principales fuerzas políticas del país. Además, un abogado vinculado a su empresa eléctrica fue nombrado ministro de Justicia en años recientes, aunque luego renunció y fue sancionado por Canadá.
Desde hace años, parte de la élite haitiana ha sido acusada de mantener vínculos con las bandas armadas que controlan la mayor parte de Puerto Príncipe, donde la violencia se ha intensificado drásticamente.