Una detonación registrada este jueves en las cercanías de la base aérea militar Marco Fidel Suárez, en Cali, Colombia, dejó como resultado al menos seis personas fallecidas y medio centenar de heridos, según informaron las autoridades.
La Alcaldía de Cali indicó que la explosión, que se habría originado por un vehículo cargado con explosivos, ocurrió sobre la carrera 8, en los alrededores de la base aérea. Se activaron de inmediato los protocolos de emergencia y los cuerpos de socorro.
Los ingresos y salidas de la ciudad fueron restringidos y asegurados, aseguró la administración local.
El alcalde de Cali, Alejandro Eder, informó a través de su cuenta en X (antes Twitter) que los equipos de emergencia estaban brindando atención a los afectados, de los cuales diez fueron trasladados a centros hospitalarios. Posteriormente, anunció una recompensa de 400 millones de pesos colombianos (casi US$100.000) por información que permita esclarecer lo sucedido.
Más tarde, Eder ordenó la presencia de militares en la ciudad: “Ante la delicada situación que atraviesa nuestra ciudad, he tomado la decisión de militarizar Cali”, señaló.
“Hacemos un llamado a la unidad frente a esta amenaza del narcoterrorismo, que intenta regresar”, añadió.
Por su parte, el presidente Gustavo Petro calificó la situación como una “reacción terrorista en Cali”, también desde su cuenta en X.
A su vez, la Fuerza Aeroespacial Colombiana rechazó de forma contundente el “ataque terrorista realizado mediante un carro bomba”.
Hasta el momento, ningún grupo armado ha reivindicado la autoría del atentado.
No obstante, Petro señaló —sin ofrecer pruebas— que el hecho sería una represalia tras la derrota de la columna Carlos Patiño, presuntamente parte de las disidencias de las FARC bajo el mando de Iván Mordisco.
El ministro de Defensa, Pedro Arnulfo Sánchez, también responsabilizó del ataque al grupo narcotraficante liderado por ‘Mordisco’. Añadió que el país se encuentra en “alerta máxima” y que no se descartan “medidas excepcionales” frente a la posibilidad de nuevos actos violentos.
En junio, una ola de ataques en Cali —la tercera ciudad más poblada de Colombia, después de Bogotá y Medellín— y en otros municipios del departamento del Cauca, dejó al menos siete muertos y 28 heridos.
Según reportes preliminares de la Fiscalía, aquellos ataques habrían sido en represalia por la muerte de un líder local de las disidencias ocurrida en 2022.
El atentado de este jueves coincidió con un ataque armado contra un helicóptero de la Policía Nacional en Amalfi, departamento de Antioquia.
Las autoridades informaron de ocho fallecidos y ocho heridos tras el derribo de la aeronave, y el ministro Sánchez atribuyó el ataque al Frente 36, también asociado a las disidencias de las FARC.