Según la sentencia, Sarkozy participó en un complot entre 2005 y 2007 para financiar su campaña presidencial con fondos del Gobierno libio, a cambio de favores políticos y diplomáticos. Fue absuelto de otros tres cargos, entre ellos corrupción pasiva y financiamiento ilegal de campaña.
El exmandatario, de 70 años, estuvo presente en la audiencia junto a su esposa, Carla Bruni, y sus hijos. Se convierte así en el primer expresidente de Francia condenado por recibir fondos extranjeros ilegales para una campaña.
Durante el juicio, que duró tres meses, Sarkozy negó los cargos y denunció un «complot» motivado políticamente. Afirmó que las acusaciones son una represalia por su papel en la caída de Gadhafi, a quien Francia ayudó a derrocar en 2011 durante la Primavera Árabe.
Este no es el único proceso judicial que enfrenta. En los últimos años ha sido condenado por corrupción, tráfico de influencias y financiamiento ilegal de campaña en su intento de reelección de 2012. Incluso fue despojado de la Legión de Honor, el mayor reconocimiento de Francia.
Pese a sus antecedentes legales, Sarkozy sigue teniendo influencia en la política de derecha francesa.