La Asamblea Legislativa de El Salvador aprobó este jueves una serie de reformas que permiten al presidente Nayib Bukele postularse a un tercer mandato, eliminando cualquier restricción constitucional para la reelección continua. Con 57 votos a favor de los 60 posibles, los diputados oficialistas allanaron el camino para que un presidente pueda competir por el cargo cuantas veces lo desee.
Las reformas también amplían el mandato presidencial de cinco a seis años y establecen mecanismos de consulta popular al inicio y mitad del periodo, para decidir si se otorga al presidente el control de la Asamblea Legislativa. Además, se modificó el calendario electoral, acortando el actual mandato de Bukele de 2029 a 2027, con el fin de unificar las elecciones presidenciales y legislativas.
Aunque Bukele no ha confirmado si buscará un tercer mandato, en una entrevista con Time en junio de 2024 afirmó que no lo haría, citando restricciones constitucionales y un acuerdo personal con su esposa. Hasta el momento, no se ha pronunciado públicamente sobre esta nueva posibilidad.
La Asamblea también eliminó la segunda vuelta electoral: a partir de ahora, ganará la fórmula presidencial que obtenga la mayor cantidad de votos válidos, sin necesidad de alcanzar la mayoría absoluta. El partido oficialista Nuevas Ideas argumentó que esto reducirá costos para el Estado.
Críticas desde la oposición
La decisión generó fuertes críticas de la oposición. “Este día ha muerto la democracia en El Salvador”, dijo Marcela Villatoro, diputada de Arena, mientras que Manuel Flores, del FMLN, acusó al oficialismo de “temer perder el poder” y de actuar por miedo al creciente descontento popular.
Claudia Ortiz, del partido Vamos, calificó la reforma como un intento deliberado de perpetuarse en el poder: “Esto no es para devolverle el poder al pueblo, es para quedárselo ustedes”.
Desde organizaciones de la sociedad civil, como Acción Ciudadana, también hubo rechazo. Señalan que con estas reformas se limita la alternancia democrática y se fortalece un modelo autoritario disfrazado de legalidad.