Francia: el primer ministro François Bayrou dimite tras perder voto de confianza

El primer ministro de Francia, François Bayrou, presentó este martes su renuncia al presidente Emmanuel Macron, luego de que la Asamblea Nacional rechazara una moción de confianza presentada por su Gobierno en una sesión extraordinaria convocada por él mismo.

El trasfondo: recortes presupuestarios polémicos

El voto en contra estuvo motivado por el plan de ajuste fiscal impulsado por Bayrou, quien defendía la necesidad de aplicar recortes al gasto público como medida para controlar el creciente déficit y la deuda estatal.

En julio, el ya ex primer ministro presentó el proyecto de presupuesto para 2026, que contemplaba recortes por un total de 44.000 millones de euros (unos 51.000 millones de dólares). La propuesta generó un amplio rechazo social y político.

Francia cerró el año pasado con un déficit fiscal del 5,8 % del PIB. Además, enfrenta una profunda crisis de deuda: al finalizar el primer trimestre de 2025, el pasivo público alcanzó los 3,346 billones de euros, equivalente al 113,9 % del PIB.

¿Quién ocupará su lugar?

Tras la renuncia de Bayrou, ya se barajan varios nombres como posibles sucesores. Entre los más mencionados se encuentra el actual ministro de Justicia, Gérald Darmanin, quien ha formado parte de casi todos los gobiernos desde 2017.

También figuran en la lista el ministro de Economía, el exbanquero Éric Lombard, y el diputado socialista Olivier Faure. Solo una mujer aparece como posible candidata: la ministra de Salud y Trabajo, Catherine Vautrin.

Un escenario político fragmentado

Aunque Macron mantiene amplios poderes en materia de política exterior y defensa —incluido el control de las armas nucleares—, su margen de maniobra en el plano interno se ha reducido notablemente.

En junio de 2024, el presidente disolvió la Asamblea Nacional, lo que derivó en elecciones legislativas anticipadas. En ellas, su coalición Juntos obtuvo solo 168 escaños, muy lejos de la mayoría absoluta. La falta de una fuerza dominante ha llevado a una fragmentación parlamentaria que complica aún más la gobernabilidad.